Después de obtener la licenciatura en Diseño Gráfico de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, se desenvuelve entre agencias de publicidad y estudios de diseño. En 1987, viaja a Cataluña (España) donde permanece 4 años trabajando como diseñador e ilustrador. A su regreso a la Ciudad de México, inicia su carrera como pintor y desde entonces ha participado en exhibiciones colectivas y presentado dos exposiciones individuales.
Admirador de las tradiciones mexicanas, en especial de la charrería, decide dedicarse totalmente a explorar éste tema usando un estilo donde las actividades, las costumbres y en general, la vida charra, quedan plasmadas de manera franca y natural, recreando escenas que alguna vez han sido parte de la vida campestre mexicana. Es por ello que el aspecto anecdótico y vivencial de las charrería en las pintura de A. Avila, resulta más importante que el deportivo.
Los temas que aborda el pintor parten de su anhelo de complementar las imágenes actuales de charro citadino, con las de la vida del charro que vivió del campo. Al mismo tiempo las pinturas se ven enriquecidas al integrar otros elementos que caracterizan la vida rústica mexicana, como es la adoración a la Virgen de Guadalupe, tan vigente hoy como ayer.
